miércoles, 25 de agosto de 2010

Centro Rural de Arte en Residencia Temporal en Barcelona




CENTRO RURAL DE ARTE en RESIDENCIA TEMPORARIA (Barcelona)


Con el objetivo de realizar una residencia de investigación en L’animal a l’esquena (Celrà, Girona) y también vincularnos con proyectos de arte público anclados en lo territorial fue que planificamos este viaje por Cataluña del 28 de mayo al 28 de junio.


Desde hacía un año estábamos en contacto vía mail con Rosa Apablaza, creadora y coordinadora de DESISLACIONES, proyectando intercambio posibles. En el marco de Residencia Temporaria se concretó el encuentro y nos recibió en su casa durante los 10 días que estuvimos por Barcelona.


Rosa estuvo en cada detalle y atenta a cada una de nuestras necesidades: desde el supermercado paquistaní más barato de la zona, hasta el mapeo del circuito de arte de la ciudad, compartiendo sus contactos y coordinando algunas entrevistas. Hablamos bastante sobre el devenir del arte latinoamericano y su circulación en esta zona de Cataluña y también sobre cuestiones particulares de nuestros respectivos proyectos que nos sirvieron para repensarnos mutuamente. Nos planteó que la palabra CENTRO, en el nombre de nuestro colectivo, siempre le había hecho pensar que hay un espacio físico donde ocurren las actividades que realizamos. Allí comenzamos a plantearnos algunas cuestiones sobre la comunicación de nuestro trabajo. Rosa actualiza permanentemente la pregunta acerca de cómo pueden ser los intercambios posibles entre colectivos de artistas.


Hasta el 8 de junio nos quedamos en la ciudad de las ramblas. Allí nos encontramos con Martín Piliponsky bailarín y amigo quien nos contó sobre su experiencia en Costa Rica, un stage “50 days” con David Sambrano creador de la técnica Passing Through. Lipi Hernández de la compañía Malqueridas y La Caldera nos invito a sus clases y luego tomamos una cerveza. Compartimos un tapeo con la compañía de teatro La Clau, recién llegada de Colombia. Desayunamos con María Fernanda Cartagena, investigadora ecuatoriana e integrante de la organización Solo con Natura, a quien conocimos en una charla que dio en Casa América Cataluña. Visitamos a Olga Schäfer, artista con ganas de realizar un proyecto de arte rural en La Planas, en las afueras de Barcelona. Conversamos con Charela Díaz en el espacio de residencias, arte contemporáneo y educación Experimentem. Anduvimos por la Asociación Marató de L ´Espectacle y estuvimos con Juan Eduardo López, creador de la Red Ciudades que Danzan y Danza en Familia. Conversamos con Bea Fernández de Las Santas en La Poderosa, espacio de danza que tienen en el Raval. Fuimos a ver un video danza a Mau Mau. Y el último día, nos juntamos con Javier Rodrigo del proyecto pedagógico, cultural Transductores.


Algunas de las preguntas que circularon por las charlas fueron:

¿Cómo hacer dialogar dos proyectos para abordar prácticas colaborativas?

¿Cómo puede aparecer lo rural en un ámbito de circulación urbano? O también, ¿qué puede ser lo rural en lo urbano? Y ¿cómo se viaja una propuesta?

¿Cómo plantear los proyectos para que los lineamientos de las entidades que aportan recursos económicos no condicionen sus objetivos ni modo de acción y sin embargo obtener financiamiento para su ejecución?

¿Qué es aquello sobre lo cual investiga un proyecto creativo?

¿De qué modo proponer acciones en una comunidad? Y ¿qué trabajo hacemos para vincularnos a un territorio?

¿Es necesario continuar la presencia una vez que el proyecto ha finalizado? Si lo fuera, cuáles son los modos posibles.

De un proyecto: qué documentar, cómo, quién y para quién. Cuáles son los ámbitos de circulación de ese material. ¿Cómo documento proyectos basados en lo experiencial?

¿Cómo puede ser la educación en arte contemporáneo?

¿De qué modo el arte es posibilitador de transformación social? ¿Hay formatos más pertinentes?

Un indicador posible de resultados puede ser la cantidad de redes y ramificaciones que produce un proyecto.

Estas cuestiones se entramaron en nuestro estar junto a quienes también habitan ese espacio de la residencia temporaria: Fran, Claudia Apablaza, Los Barts, las chicas polacas, el amigo chileno que nos dejó su habitación por unos días, o aquel peruano que estaba viendo la posibilidad de mudar su hogar a Cracovia.

Compartimos comidas, brindis, bares, pica picas, la pasamos muy bien y nuestro mundo se hizo más amplio con la posibilidad de estar allí esos días. Nos sentimos verdaderamente como en casa!

Gracias.


Seguimos viaje hacia L´animal a l´esquena…

martes, 1 de junio de 2010

Rosa Apablaza en Residencia Temporal en Madrid.



Viajé a Madrid a fines de Marzo 2010, para continuar con la burocracia que me permitirá conseguir el permiso de residencia temporal y trabajo en España, y para ir, entre otras cosas, a Intermediae Matadero, donde se hizo la muestra IN SONORA V, en la cuál fui seleccionada con la pieza sonora Busco Trabajo Urgente, realizada junto a KMP-Kunkuni Mix Project, colectivo que conformo junto al artista argentino Federico Duret. Recoger algunos catálogos, un afiche, pasear por la ciudad, ver a Ale, ver a Masiel.

Alejandro Ulloa, me recibió, a través del proyecto Residencia Temporal, en su casa.

Ale, artista cubano, llegado hace unos meses desde la Habana a Europa, tiene serias confusiones en cuanto a la comprensión del capitalismo. Pero su capacidad creativa y su experiencia de vida en la Habana, le han procurado una serie de herramientas que sólo en Cuba se pueden aprender tan bien, para hacer lo que ellos llaman vivir del invento, incluso en una ciudad europea de la especulación, como lo es Madrid.

Ale es un genio del vivir del invento, un modelo ejemplar para hacer frente a la precariedad en que generalmente nos encontramos los artistas.

El proyecto artístico que Ale viene desarrollando desde hace un tiempo, por el cuál fue invitado a Europa, a París en primera instancia, por Tania Bruguera, es lo que él llama Arte de gestión: para mí es el arte de gestionar su propia existencia, en todas sus dimensiones. Desde lo básico de gestionar una vivienda mediante el trueque, ir al encuentro de las cosas más inéditas que la gente tira a la basura en las calles madrileñas y desplazar, por ejemplo, un sillón a cuestas por horas…hasta ser el creador, difusor y vendedor de su propia obra en espacios públicos insólitos como el Parque del Retiro, la Feria el Rastro, las afuera del Museo del Prado o en una Asociación Cultural del Barrio Sol.

En casa de Ale, en el barrio bohemio de la Latina, tuvimos largas conversaciones, recordamos lo que fue nuestro encuentro en Barcelona en 2007 con motivo de nuestra participación en el proyecto colectivo Sueño de Mejores Vidas, también junto a Federico, donde entre otras cosas, tuvimos la oportunidad de pasear por la Feria Los Encantes de Barcelona, donde recuerdo, de forma anecdótica, que Ale se compró unas gafas de sol a 10 €, valor cercano a lo que es el sueldo promedio por mes en Cuba. Minutos después a las gafas chinas ya le faltaba una pata.

Ale compartió conmigo y las personas que circulaban por el piso en La Latina, su capacidad alucinante de poner en práctica su subjetivad y de crear otras miles de subjetividades, con una energía y libertad desbordantes, de alguien para quien los límites entre el binomio arte y vida no existen.

Luego, repentinamente había que mudarse del piso, hacer una fuga, seguir creando la TAZ (Zona autónoma temporal) de Hakim Bey, lo que nos llevó a una deriva por la ciudad, con estación en un descampado, que plagado de viento y sol, cerca del río Manzanares, nos regaló un momento sensible en un oasis, el sitio más rural de la ciudad.

Creamos la TAZ, en el oasis, en la nueva vivienda temporal, y camino a la estación de autobuses, yo debía regresar a Barcelona. He vuelto, a la ciudad de hormigón, sin oasis rurales, pero con un Doctorado en Vivir del Invento. Muchas Gracias Ale!

Rosa Apablaza Valenzuela
www.rosaapablaza.blogspot.com
www.estacionpirata.blogspot.com

sábado, 20 de febrero de 2010

Mariana Marcassa en Residencia Temporal en Santiago de Chile. Agosto 2009


[portugués]


Mariana Marcassa, artista brasileira, mestranda em Psicologia Clínica pela PUC-SP e bolsista pela FAPESP (Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo), membro do Coletivo EmpreZa (Goiânia) e do EIA (São Paulo), foi convidado pelo seu tutor de tese de mestrado, Suely Roldnik, para ir ao Chile em Agosto de 2009 para participar de um encontro da rede latino-americana CONCEITUALISMO DO SUL. Através do projeto Residencia Temporal de DESISLACIONES, pedimos alojamento para Mariana entre a nossa rede de contactos. Recebemos resposta de Gonzalo Rabanal, proeminente artista visual e performer chileno, que obtive que Mariana foi recebida em Santiago do Chile e alojada num espaço para Residências Internacional do COLETIVO MAPOCHO. Além de participar do encontro da rede CONCETUALISMOS DO SUL, Mariana, compartilhou fez ações, com os membros do DEFORMES e COLETIVO MAPOCHO y fez uma apresentação dos seus trabalhos em INDICE- Centro de documentação das Artes, em Valparaíso. Aqui está a história que escreveu Mariana de sua experiência no Chile.


Historia de su estada em Agosto de 2009


Chile, te llevo bajo la piel1


Para Rosa Apablaza,
Gonzalo Rabanal, Samuel Ibarra y Ramón Aldunate


Depois de um dia em Valparaíso e sete dias em Santiago tomo o avião diretamente para DF: México ao encontro de minha orientadora de mestrado. Do Chile cheguei farta. Quase não falava, meu corpo estava mesmo roxo e aquele ombro exposto ao sol fazia de mim a evidência da experiência não só do dia anterior em Santiago, como de um tempo intenso de DESISLACIONES.

Foi no último dia em que decidimos sair pela cidade e realizar algumas ações em conjunto. Primeiramente eu e Rabanál, depois encontramos Ramón e Samuel Ibarra. Rabanál carregava uma maleta de materiais a serem utilizados no trânsito com a cidade. Propunha-me ações performáticas e isso me fazia sentir lentamente o "terreiro"2 que construíamos por debaixo da terra entre as linhas do metrô. Havia um combinado: depois de algumas horas os levaria a uma deriva até que nos sentíssemos realmente perdidos para então realizar a performance que eu intencionava fazer. Impossível. Para além da obviedade de dizer sobre a dificuldade em perder-me na companhia dos amigos que tão bem conhecem aquela cidade, existia o fato de que os que me acompanhavam estavam preocupados em levar àquela experiência a seriedade de documentá-la. E isto nos tomou tempo porque tivemos que ir em busca da máquina, atravessar a cidade, tomar várias conduções, paradas para cafezinhos e conversas. Não gostava muito da idéia da ‘máquina registradora’, me incomodava o registro se colocar demasiado importante a ponto de nos deixar conduzir por ele. O fato é que com certa passividade já estava a gostar de todo aquele ir e vir em busca do objeto. Relaxei em minha proposta inicial para o dia e deixei os encontros subterrâneos conduzirem o acontecimento. Uma briga dentro do trem nos toma de assalto. Foi mesmo um rasgo na tentativa de controle sobre as ações do dia: Rabanál parte para cima de um suspeito ladrão de carteiras. O suspeito era um homem como aqueles tantos que habita Santiago. Seu rosto apresentava traços que faziam-me pensar que pertencera a um outro lugar, algo nele vinha de fora. Vestia-se de terno, gravata e maleta nas mãos. Rosto ‘estrangeiro’, traje empresarial. Estrangeiro, ladrão ou não, o fato é que esta cena foi pra mim a evidência de um dos principais focos de tensão no diagrama de forças daquela cidade. Foi uma porrada em meu corpo, percebi-me suspensa e perguntei a Rabanál se a cena era sua performance. Ele responde que não.


Desde aqui senti a emergência do que venho chamando de “terreiro”. Sentia mesmo que o rasgo se abria e o terreiro acontecia. O terreiro não é nada fixo, qualquer imprevisto é bem vindo e quanto mais vida, mais possibilidade para o encontro daquilo que nos constituía. O terreiro uma Zona3. Zona irregular de forças, de interesses diversos. Zona de encontros. Afetos, conflitos, furos. Não é um espaço, mas um tempo. Um tempo que vibra em nosso corpo e nos leva às direções imprevistas, ou melhor, faz de nós um processo em direções imprevistas. Há aqui uma certa nebulosidade e aquela sensação flou, fria, que parece ótica mas é sensível à pele e, portanto, tão palpável quanto a neblina.


Desde então, entre uma estação e outra do metrô, pequenos gestos de gritos surdos – não mudos – despertavam e assim despertavam também e indissociavelmente os outros. As raspadas de cabelo com a navalha a seco e o rosto amarrado pela linha vermelho-preta criava o monstro. No trem um desconforto se estende até o fim daquele trajeto.


Tempos depois, por algum motivo nos pusemos em direção ao Museu Pré-Colombiano. Havia lá um amigo à nossa espera. Pusemos-nos a dificultar a passagem pelo corredor daquele museu cumprido e de paisagem secular. Cada qual com uma ação. Rabanál na figura do monstro fazia-se girar sobre o próprio eixo. Seu rosto entrecortado por linhas vermelho-pretas e a pinça delicadamente pendurada em seu crâneo. Francisco Araya, vestido em uma de suas escultura-corpo – bichos fabulosos feitos de fibra natural – evocava todos os espíritos mais longínquos, de naturezas diversas e ruídos muito estranhos. Eu, na imanência do terreiro, no desejo de dar corpo àqueles oito dias de Chile, me pus a rodar na busca do ‘perder’ da deriva que ficara para trás. Rodava tanto quanto fosse necessário até cair no chão e tão logo perdida levantava-me (na ânsia do estado de perdição) e jogava-me às paredes de um lado a outro no limite da exaustão do corpo. As paredes grossas, frias, pesadas, carregadas, eram mesmo monumento.4


E eu ali, a me jogar ao encontro do monumento na tentativa de atravessá-lo. Nesse lugar entre eu e o monumento não comemorávamos nada, porque o jogar-se ao encontro não representava nada, mas corporificava a sensação das experiências inscritas no corpo do monumento e o desejo de penetrá-las.

O que mobilizava-se ali em mim era a sensação da deriva engendrada no encontro com aquele coletivo e a cidade de Santiago e a interrogação do que poderíamos fazer dele, dali para adiante. Lançarmo-nos para uma outra realidade que se desconhece. Não seria este o terreiro que um fazer coletivo pode engendrar? Seria o coletivo um lugar de conexão do desejo que se lança no desconhecido?

Farta de vida, dos amigos que fiz ali, das possibilidades que criamos juntos. Nesse dia fui-me. Com os ematomas, com a crise de uma respiração alérgica ativada pelo embate às paredes frias, com meu corpo outro e um sem-número de gritos lançados ao vento.

[español]


Mariana Marcassa, artista brasileña, máster en Psicologia Clínica por la PUC-SP y becada por la FAPESP (Fundación de ayuda a la investigación del Estado de Sao Paulo), integrante de Grupo Empreza (Goiânia) y de EIA (Sao Paulo), fue invitada por su tutora de tesis de Máster, Suely Roldnik, para ir a Chile en Agosto 2009 para participar de un encuentro de la red latinoamericana CONCEPTUALISMOS DEL SUR. A través del proyecto Residencia Temporal de DESISLACIONES, solicitamos alojamiento en Chile para Mariana entre nuestra red de contactos. Recibimos respuesta de Gonzalo Rabanal, destacado artista visual y performer chileno, el cuál consiguió que Mariana fuera recibida en Santiago y alojada en un espacio destinado a residencias internacionales del COLECTIVO MAPOCHO. Además de participar del encuentro de la red CONCEPTUALISMOS DEL SUR, Mariana, compartió y realizó acciones con los integrantes de DEFORMES y del COLECTIVO MAPOCHO y realizó una presentación de su trabajo en INDICE - Centro de documentación de las Artes, en Valparaíso. Aquí presentamos el relato que escribió Mariana a partir de su experiencia en Chile.


Relato de su estadía en Agosto 2009


Chile, te llevo bajo la piel5


Para Rosa Apablaza,
Gonzalo Rabanal, Samuel Ibarra y Ramón Aldunate

Después de un día en Valparaíso y siete días en Santiago tomé el avión directamente a México DF al encuentro de mi tutora de Máster. De Chile llegué cansada. Casi no hablaba, mi cuerpo estaba morado y mi hombro expuesto al sol era una evidencia de la experiencia no sólo del día anterior en Santiago, sino de un intenso tiempo de Desislaciones.

El último día decidimos salir por la ciudad y realizar algunas acciones en conjunto. Primero Rabanal y yo, después encontramos a Ramón y a Samuel Ibarra. Rabanal cargaba una maleta de materiales que serían utilizados en el tránsito por la ciudad. Me proponía acciones performáticas y eso me hacía sentir lentamente en “terreiro”6, que construíamos por debajo de la tierra entre las líneas del metro. Había una combinación: después de algunas horas nos llevaría a una deriva hasta que nos sintiésemos realmente perdidos, para entonces realizar la performance que yo pretendía hacer. Imposible. Aparte de lo obvio de hablar acerca de la dificultad de perderme en compañía de amigos que conocen tan bien la ciudad, estaba el hecho de que los que me acompañaban estaban preocupados en llevar esa experiencia a tal seriedad de querer documentarla.

Y eso nos tomó tiempo porque tuvimos que ir en busca de la cámara, atravesar la ciudad, tomar varios caminos, paradas para cafecitos y conversas. No me gustaba mucho la idea de la “máquina registradora”, me incomodaba que el registro se considerara demasiado importante al punto de dejarnos llevar por él. El hecho es que, con cierta pasividad, ya me estaba gustando todo eso de ir y venir en busca del objeto. Me relajé en cuanto a mi propuesta inicial para el día y dejé que los encuentros subterráneos condujeran el acontecer. Una pelea dentro del tren nos toma por asalto. Fue un quiebre en el intento de control sobre las acciones del día: Rabanal parte detrás de un supuesto ladrón de carteras. El sospechoso era un hombre como muchos de los que habitan Santiago. Su rostro presentaba trazos que me hacían pensar que pertenecía a otro lugar, algo en él venía de fuera. Vestía de terno, corbata y maletín en las manos. Rostro “extranjero”, traje empresarial. Extranjero, ladrón o no, el hecho es que ésta escena fue para mí la evidencia de uno de los principales focos de tensión en el diagrama de fuerzas de esa ciudad. Fue un golpe en mi cuerpo, me sentí suspendida y le pregunté a Rabanal si la escena era su performance. El respondió que NO.

Desde ahí sentí la emergencia de lo que llamo terreiro. Sentía que el quiebre se abría y el terreiro acontecía. El terreiro no es nada fijo, cualquier imprevisto es bienvenido y en cuanto más vida, más posibilidad para el encuentro de aquello que nos constituye. El terreiro es una Zona.7 Zona irregular de fuerzas, de intereses diversos. Zona de encuentros. Afectos, conflictos, vacíos. No es un espacio, sino un tiempo. Un tiempo que vibra en nuestro cuerpo y nos lleva a direcciones imprevistas, o mejor, hace de nosotros un proceso en direcciones imprevistas. Hay aquí una cierta nebulosidad y aquella sensación flou, fría, que parece óptica, pero que es sensible a la piel y, por tanto, tan palpable como la niebla.

Desde entonces, entré en una estación y otra del metro, pequeños gestos de gritos sordos – no mudos – despertaban y así despertaban también indisociablemente a los otros. Las raspadas de cabello con una navaja en seco y el rostro amarrado por la línea roja-negra creaba el monstruo. En el tren el malestar se extiende hasta el final de ese trayecto. Momentos después, por algún motivo nos pusimos en dirección al Museo Pre-Colombino. Allá había un amigo a nuestra espera. Nos pusimos a dificultar el paso por el corredor de aquel museo y del paisaje secular. Cada cual con una acción. Rabanal en posición de monstruo giraba sobre su proprio eje. Su rostro entrecortado por líneas rojo-negras y la pinza suavemente colgada de su cráneo. Francisco Araya, vestido con una de sus esculturas-cuerpo – bichos fabulosos hechos de fibra natural – evocaba todos los espíritus más lejanos, de naturalezas diversas y ruidos muy extraños. Yo, en la inmanencia del terreiro, en el deseo de dar cuerpo a aquellos ocho días en Chile, me puse a rodar en busca de “perder” la deriva que quedaba detrás. Rodaba tanto cuanto fuese necesario hasta caer al suelo y enseguida levantarme (en el ansia del estado de perdición) y me tiraba sobre las paredes de un lado a otro en el límite del agotamiento del cuerpo. Las paredes gruesas, frías, pesadas, cargadas, eran tal como un monumento8. Y ahí estaba yo, tirándome sobre el monumento, pretendiendo atravesarlo. En ese lugar entre yo y el monumento no conmemorábamos nada, porque el tirarse sobre él no representaba nada, sino que corporizaba la sensación de las experiencias inscritas en el cuerpo del monumento y el deseo de penetrar en ellos.

Lo que se movilizaba en mí ahí era la sensación de la deriva engendrada en el encuentro con aquel colectivo y la ciudad de Santiago y la pregunta de qué podríamos hacer de esto, de ahí en adelante. Nos lanzábamos para otra realidad, desconocida. ¿No sería éste el terreiro que puede engendrar un hacer colectivo? ¿Sería el colectivo un lugar de conexión del deseo que se lanza a lo desconocido? Llena de vida, de los amigos que hice ahí, de las posibilidades que creamos juntos. Ese día me fui. Con los hematomas, con la crisis de una respiración alérgica causada por el golpe contra las paredes frías, con otro cuerpo y un sinnúmero de gritos lanzados al viento.

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1. Aproprio-me de parte do slogan que se encontra dentro do metrô de Santiago/Chile: Porque aquí encuentro todo lo que me gusta. Te llevo bajo la piel. <<<

2. É o nome que se dá ao local em que celebram-se os cultos afro-brasileiros, macumbas, candomblés, umbanda, etc. Procuro deslocar este termo, arrastando-o junto com a multiplicidade de forças própria de um terreiro religioso para a zona que se instaura no disparo de algumas propostas artísticas das quais venho participando. No ritual religioso também encontro um lugar de sensações ativadas, memórias atualizadas e invenções de gestos. O que me interessa aqui é o plano intensivo do "terreiro", arrastado para fora de sua captura pelo religioso. <<<
3. No Brasil para ‘Zona’ existem múltiplas conotações. Entre elas: zona como área, terreno; como um lugar desordenado; como um lugar fora da lei, sem licença para suas práticas; um lugar onde se pratica prostituição. <<<
4. Com Deleuze e Guatarri, entendo aqui o monumento como o encarne das sensações que o fizeram existir. Ver: DELEUZE, Gilles & GUATTARI, Félix. O que é a filosofia? Rio de Janeiro: Ed. 34, 1992, p. 228-229. <<<
5. Me apropio de parte del slogan que se encuentra dentro del metro de Santiago/Chile: Porque aquí encuentro todo lo que me gusta. Te llevo bajo la piel. <<<
6. Es el nombre que se da al local en que se celebran los cultos afro-brasileños, macumbas, candomblés, umbanda, etc. Pretendo des-localizar este término, desplazándolo junto con la multiplicidad de fuerzas propias de un terreiro religioso a la zona de algunas propuestas artísticas en las que he participado. En el ritual religioso también encuentro un lugar de sensaciones activadas, memorias actualizadas e invenciones de gestos. Lo que me interesa aquí es el plano intensivo del “terreiro”, arrastrado hacia fuera de su captura por lo religioso. <<<
7. En Brasil para “Zona” existen múltiples connotaciones. Entre ellas: zona como área, terreno; como un lugar desordenado; como un lugar fuera de la ley, sin licencia para sus prácticas; un lugar donde se practica la prostitución. <<<
8.A través de las palabras de Deleuze y Guattari, entiendo aquí el monumento como la encarnación de las sensaciones que lo han hecho existir. Ver: DELEUZE, Gilles & GUATTARI, Félix. O que é a filosofia? Rio de Janeiro: Ed. 34, 1992, PP 228-229. <<<